De Luxor a Asuán en tren: rumbo hacia el sur de Egipto
Tras el tour por el West Bank de Luxor nos despedimos de Aladdín en un restaurante del centro de la localidad que nos recomendó él mismo. Allí, acompañados por Lucas, disfrutamos de un enorme pescado para cada uno condimentado con verdura y el tradicional pan de pita egipcio. Todo riquísimo por unas míseras libras.
Con la barriga llena, y estando relativamente cerca de la estación de trenes, Unai y yo pensamos que era una buena oportunidad para adquirir nuestros billetes hacia Asuán. Nos despedimos pues de Lucas que, a diferencia de nosotros, volvía al norte al encuentro de su hermano en El Cairo.
De Luxor a Asuán en tren
Ya en la estación, por curiosidad, nos acercamos a la taquilla de tercera clase con la intención de probar algo nuevo, pero en cuanto el funcionario nos vio nos señaló con la mano las taquillas de las clases superiores. Aquella información era cierta…
En las taquillas de primera y segunda clase, haciendo frente a unas colas que parecían no avanzar y peleándonos con egipcios que se nos colaban sin pudor (nos recordaba a Indonesia) conseguimos nuestros billetes a Asuán a las 6:20 pm.
Esta vez, ya familiarizados con las calles de Luxor, decidimos andar hasta nuestro hotel. Allí estaba el simpatiquísimo gerente del Happy Land Hotel, que la noche anterior nos había invitado a cenar. Al saber que nos trasladábamos a Asuán nos dijo que conocía a alguien allí con alojamiento y que, si lo deseábamos, haría una llamada para que nos reservaran una habitación. Llegaríamos tarde a Asuán, y tanto el precio como la ubicación nos parecieron decentes, así que aceptamos.
Volvimos a recorrer a pie las calles de la localidad de camino a la estación, esta vez con las mochilas a cuestas, captando la mirada de los niños que jugaban en los polvorientos callejones.
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Un extremadamente amable señor, que -según nos dijo- era guía y viajaba a Asuán en busca de sus nuevos clientes a tiempo para abordar un crucero, nos ayudó a encontrar nuestro vagón cuando el tren llegó tras un largo retraso. El caos se hizo a las puertas del transporte, con cientos de personas que intentaban entrar mientras otros querían salir. Empujones, discusiones… y nosotros allí en medio. Muy cómico.
Alojamiento en el centro de Asuán
Mena, como se llamaba el contacto del Hathor Hotel, nos esperaba en el andén de nuestro nuevo destino. Le resultó fácil identificarnos, éramos los únicos extranjeros a bordo. Asuán, ya nocturna, se presentaba como una ciudad alegre, llena de luces de colores y de vida. El ajetreo en las calles nos recordaba que los egipcios «despiertan» cuando se esconde el sol.
Acompañados por Mena, compramos la cena en un puesto callejero y continuamos hacia nuestro hotel, a unos 10 minutos a pie desde la estación, en la avenida que discurre paralela al río Nilo. Desde la habitación tendríamos unas vistas espectaculares de éste…
…pero el tráfico por la noche no cesa, y el ruido era insoportable. Me costó horrores dormir. Así que por la mañana pedimos que nos cambiaran al otro lado del edificio, donde no veríamos el Nilo pero las noches serían más tranquilas.
El hotel, como casi todas las infraestructuras turísticas del país, estaba medio vacío. Una piscina sin agua y descuidada en la azotea atestiguaba mejores tiempos pasados. Era como ver el fantasma de un país antaño exitoso y popular.
Un coche vendría a por nosotros a la mañana siguiente, ¿preparados para conocer las maravillas de Asuán?
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