El pasado de Asuán: Templo de Philae y obelisco inacabado
El coche proporcionado por el hotel nos recogió tras el desayuno. Con él visitaríamos durante el día algunos de los más célebres monumentos antiguos de la zona, como el Templo de Philae, y acabaríamos echando un vistazo a otra construcción mucho más moderna pero igual de crítica para la historia de Egipto: la presa alta de Asuán.
Templo de Philae
Fue la anterior presa baja de Asuán la que dejó bajo el agua la isla en la que originalmente se erigió nuestro primer destino del día, el templo de Philae, Filae o Filé. Unos esfuerzos similares a los que salvaron Abu Simbel (ya lo comentaremos) patrocinados por la UNESCO permitieron trasladar el templo a una nueva ubicación cerca de allí, pero éste ya había pasado décadas bajo las aguas en inundaciones que se producían durante todo el año. El color de sus relieves, por ejemplo, se perdió.
Entrada al complejo de Philae: 100 EGP
50 EGP con carnet de estudiante.
Llegados al embarcadero, nos subimos a una barca justo antes de ver cómo un grupo de viajeros se agrupaba y venía hacia nosotros. Le propusieron (y propusimos) al patrón compartir la embarcación, pero éste se negó. Nosotros explicamos que estábamos en nuestro derecho de compartir el transporte (y por lo tanto los gastos) pero éste, enfurruñado, comenzó a preparar la barca para zarpar. Le detuvimos inmediatamente. Él también estaba en su derecho de aceptar a quien quisiera en su embarcación, por lo que no discutimos más y nos bajamos. Ahora que teníamos grupo, sólo nos quedó encontrar un barco algo más transigente… Conseguido.
Barca al templo de Philae:
Precio privado: 150 EGP
Precio en grupo: 120 EGP
Nosotros lo compartimos con otros cuatro viajeros y pagamos 20 EGP
El cielo brumoso no nos iba a regalar la mejor de la vistas mientras la embarcación rodeara la isla, pero aquel templo que sobresalía entre juncos y aguas calmadas sería bonito con el más oscuro de los cielos.
Philae, rodeado por las aguas del Nilo, nació en honor a la diosa Isis, evolucionó como lugar de adoración de otros dioses como Hathor y Osiris, y cumplió este cometido religioso hasta que en el siglo VI el emperador Justiniano decidió que eso de Isis y compañía ya estaba pasado de moda.


Como la mayoría de templos del Antiguo Egipto, Philae sufrió los caprichos de todo aquel que gobernara en la zona, y su forma y composición cambiaron a lo largo de los siglos con ampliaciones y nuevos edificios (y robos de reliquias que hoy se exhiben en museos europeos…).




Uno de estos «nuevos» edificios, identificable fácilmente por sus características arquitectónicas, es el Quiosco de Trajano. Cuando el tiempo de estancia acordado con nuestros compañeros de barca llegó a su fin, ésta misma estructura es la que nos despedía mientras surcábamos las aguas del Nilo a su lado.
Os recomiendo buscar en Internet los grabados de David Roberts, fue un pintor escocés del siglo XIX que plasmó muchos de los grandes monumentos egipcios cuando aún estaban engullidos por la arena del desierto y en sus ubicaciones originales. ¡Alucinante!
Obelisco inacabado
Era hora de conocer el lugar de donde salían todos esos monumentos y pirámides capaces de sobrevivir a los siglos. Asuán siempre fue la cantera de Egipto, o al menos una de las más importantes. Una zona rica en granito rosa de alta calidad, perfecto para conformar las gigantescas estatuas, sarcófagos y obeliscos. Uno de estos últimos, se cree que el más ambicioso que se ideó, quedó tumbado sobre la cantera que estábamos a punto de visitar.
Recibe el nombre de obelisco inacabado porque, efectivamente, no lo terminaron. Pero hicieron suficiente para que pudiésemos admirar las impresionantes dimensiones que pretendían que tuviera. Según se dice, hubiera sido la piedra trabajada más grande del mundo, con 1.200 toneladas de peso, y erigida habría tenido una altura de 42 metros. Se especula que su destino era Karnak.
Una de las cosas más apasionantes de canteras como ésta es que se pueden ver aún las marcas grabadas por los trabajadores que esculpían estas maravillas.
Gran presa de Asuán
Como he dicho al comienzo, nuestro día acabó visitando la presa alta de Asuán, una construcción moderna que, aunque no resulte tan interesante como las ruinas milenarias, transformó la historia del país de una manera reseñable. Antes de ella, y antes de su hermana la presa baja de Asuán, el Nilo era un río incontrolable que cambiaba de tamaño y anegaba tierras allí donde se le antojara. Con la gran presa de Asuán Egipto consiguió al fin dominar al Nilo.
Un Nilo que sería el eje sobre el que giraría nuestra próxima experiencia.
Apúntate a un tour en español por Asuán aquí
Diario anterior: Rumbo hacia el sur de Egipto en tren: Asuán
Diario siguiente: Paseo en faluca tradicional por el río Nilo
No Hay Comentarios