Tailandia

Viaje de Bangkok a Koh Tao. Tren nocturno + bus + barco

Viaje de Bangkok a Koh Tao


Tras haber visitado Ayutthaya y haber dormido de lujo en mi suite presidencial (bueno, he exagerado un pelín), me encaminé hacia la estación de tren y atravesé el río para llegar hasta ella. Debía llegar a la capital para embarcarme ya en mi viaje de Bangkok a Koh Tao.

Barca para cruzar el río Pa Sak: 5 THB


Compartiendo esta barquita iban dos viajeros como otros cualquiera, chica y chico, a los que oí hablar en inglés y poco más… Fue tras haber comprado mi billete a Bangkok cuando Kike, español, se me acercó hablando castellano pillándome desprevenido. Había leído el texto en castellano de mi camiseta. A Astrid, holandesa, la había conocido hace poco y ambos se dirigían, como yo, a Bangkok para tomar caminos distintos.

Tren de Ayutthaya a Bangkok: 15 THB


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El viaje fue mucho más llevadero gracias a la conversación que mantuvimos durante todo el trayecto. Historias personales, planes futuros, consejos… Kike y Astrid, ambos simpatiquísimos. Un saludo desde aquí para los dos.


Viaje de Bangkok a Koh Tao


Me despedí de ellos en la estación de Hua Lamphong mientras atravesaban las puertas. Yo, en cambio, pasaría medio día en ella esperando a mi próximo transporte.

Viaje en tren, bus y barco de Bangkok a Koh Tao

Me acerqué a la taquilla y expliqué que quería comprar el conjunto de tickets a Koh Tao para esa misma noche. Una amable mujer me condujo hasta otro mostrador y allí pude adquirir el pack de tren + bus + ferry hasta la isla. Más sencillo imposible.

Tren nocturno* + bus + ferry de Lomprayah: 940 THB
*Vagón de asientos de segunda clase


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Lo malo es que me quedaban unas seis horas por delante hasta la marcha del tren, y con las mochilas a cuestas no podía hacer mucho más que esperar. Dentro de lo que cabe, la espera no fue tan insufrible. Tras almorzar en el comedor de la estación, donde no llegué a saber lo que pedí (sólo sé que picaba muchísimo), me agencié un par de asientos y deseé que la relatividad del tiempo estuviera de mi lado. Al final, entre observar a la gente curiosa que pasaba por allí y aprenderme de memoria los vídeos en bucle de la pantalla gigante… no llegué a tirarme de los pelos.


Bromeé todo el tiempo con un peque que tenía al lado. Decidí regalarle un dibujo de un perrito que hice en mi cuaderno de notas. Lo recibió lleno de ilusión. Quince minutos después una manita me tocó el hombro, y para mi sorpresa el crío quiso devolverme el gesto regalándome un dibujo suyo acompañado por su nombre tailandés. Mirad qué adorable:



El momento estrella llegó con el himno de la nación. Siempre había querido presenciarlo pero nunca me había topado con él. Al principio me costó darme cuenta de lo que pasaba. «¿Y esa música qué cojon—? ¡Ah!» Me puse en pie como todos los demás, que dejaban lo que estuvieran haciendo y se detenían allá donde les pillara, y escuché con solemnidad hasta que la melodía cesó y todo volvió a moverse agitadamente. Os dejo un ejemplo de Internet:



Siglos más tarde… llegó la hora de partir y yo busqué -sin éxito- el vagón que me correspondía. De pronto el tren se movió, por alguna maniobra de enganche supongo, y yo me agarré desesperado a una de las puertas pensando que se iban sin mí (a pesar de que estaba vacío…). Subí a bordo con la esperanza de encontrar a alguien que me ayudara, y una sonriente chica me indicó que el número de los vagones estaba encima de las puertas. Siempre igual. FACE PALM.


Viaje de Bangkok a Koh Tao

¿Nos vamos de una vez?


Un revisor me despertó de madrugada: «Chumphon Chumphon!«. Qué susto. En la estación, los viajeros, todos con la cara hinchada por el sueño, pasamos por otro mostrador a realizar el check-in para el autobús y a que nos etiquetaran como al ganado para indicar nuestro destino. Yo tuve que ir corriendo al baño debido a una oportuna diarrea… Menos mal que la «escala» fue larga y terminé a tiempo.


En el puerto de Lomprayah hubo que hacer otro check-in y justo cuando amanecía accedimos al ferry a través de un largo embarcadero. Ya casi he vuelto, Koh Tao.


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David

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