Me despido de Palawan en la White Beach de Port Barton
Como os conté días atrás, ya había recorrido el camino de la costa en busca de ciertas playas, pero la excursión me había gustado tanto que me propuse repetirla antes de abandonar Port Barton. Aprovecho este post para enseñaros lo que se encuentra al final del sendero: la White Beach de Port Barton.
El pueblo despertaba como de costumbre, entre cantos de gallo y el rumor de la jungla que lo rodea. Por lo demás, silencio. Caminé entre las escenas cotidianas que ya me resultaban familiares y llegué a la playa. El mar era un plato, y el arenal se extendía casi desierto, con la frescura de la noche que el sol, tras los altos cocoteros, aún no había podido remediar. Sólo las bangkas agolpadas en la orilla interrumpían este logro natural.
Continué hasta el extremo sur, donde había de atravesar un riachuelo, y seguí el camino con paso seguro, descubriendo nuevos atajos, orgulloso de aquella belleza tropical casi intacta.
Al cabo de un rato llegué a la preciosa Coconut Beach, más resplandeciente, si cabe, que la pasada vez. El día aún no había levantado la más mínima brisa, y el mar, estático como un espejo, dibujaba formas en el agua que parecían lienzos acrílicos.
Sólo un par de niños parecían experimentar este mágico lugar al mismo tiempo que yo.
Me consta que muchos viajeros que van en busca de la «playa blanca» se detienen aquí pensando que es ésta. Les entiendo. ¿Qué puede haber más magnífico que esta imponente hilera de palmeras inclinadas? Pero no, ésta no es la que buscan. Hay que seguir un poco más…
White Beach, la playa estrella de Port Barton
El sendero volvía a cerrarse y atravesaba un tramo de jungla espesa. Siguiente parada: White Beach. Esperaba que el tiempo fuera más favorable que la otra vez, tenía la sensación de que, bajo la meteorología ideal, esta playa podía ser de las que se recuerdan toda la vida. De primeras, alguna que otra nube ocultaba el sol…
Pero no tardó en despejar, y White Beach desplegó sus colores como un pavo real.
Una vez apoquinado el fee por acceder a la playa se tiene derecho a disfrutar de ella como se quiera, hamacas incluidas. No me iba a mover de aquí en muchas, muchas horas. Me faltaba un buen libro… Y si entra el hambre, se puede recurrir al restaurante del hotel que gestiona la playa.
Escalé un par de palmeras para sacar esta panorámica. Sí, soy de esos…




Unas decentes cinco horas en esta playa se me hicieron cortas. No me hacía falta moverme, me bastaba con tumbarme en una balanceante hamaca, con los pies hacia el mar, las manos tras la cabeza, y mirar ese color turquesa que transmitía tanta calma. Nirvana desbloqueado.


El regreso al pueblo supuso mi despedida íntima de Palawan. Quizás fui consciente en ese momento, recorriendo aquella costa en soledad, cuando me quedaban pocas horas en ella, de lo maravillosa que es esta isla.
Como percatado de estos pensamientos, al estilo de una banda sonora que culmina una gran experiencia, Port Barton me recibió con música.
Sitios para cenar en Port Barton
Aquella noche volví a mi local gastronómico favorito, el Gacayan, repleto siempre de un ambiente jovial y comida autóctona (y también internacional) y abundante. Solía estar lleno de turistas y filipinos por igual, y me encantaba sentarme cerca de la tele y verla con estos últimos.
Restaurante Gacayan:
– Una infinitamente variada carta en la que se puede encontrar hasta paella. Por poner un ejemplo, un Pancit Bihon me costaba 100 PHP
– Si pides de caldereta, te incluyen el arroz y un refresco, todo por 50 PHP
Otros de los sitios que probé en noches pasadas, entonces acompañado por Roberto y Nolwen, fueron el Paella Restaurant o el Gorgonzola Pizza, éste con su gran horno y sus pizzas vegetarianas, perfecto para cenar en grupo, y gestionado por una chica de Islas Baleares.
Gorgonzola Pizza: 500 PHP (pizza grande para 3-4 personas)
+ 60 PHP con ingredientes personalizados.
Ahora que tengo el estómago lleno… Buenas noches, Port Barton, y hasta la próxima.
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2 Comentarios
Hola, estoy planeando con mi novia en ir a Filipinas en Febrero (las dos primeras semanas). Crees que es buen tiempo para tomar sol y hacer playa a lo loco?
Hola Lucas. Dentro de lo impredecible que es el tiempo en el trópico… sí, Febrero es un momento perfecto para eso 😉 Un saludo