Viaje de Manila a las montañas de Banaue y Sagada

Cuando el autobús arrancó, ya de noche, yo me temí lo peor. El aire acondicionado estaba puesto a nivel congelación y las ventanas comenzaban a empañarse. «¡No voy a sobrevivir a este viaje!». Qué manía tienen estos asiáticos de querer sentirse en el interior de una nevera. Si sobrevivíamos, debíamos averiguar cómo ir de Manila a Banaue y Sagada.
Llegué a Turbina con todas mis extremidades a salvo, pero aún nos quedaba un largo tramo hasta nuestro destino y el sueño acuciaba.
Yo seguía a Neda, que parecía saber muy bien lo que hacía. En la misma estación tomamos otro bus a Batangas y desde allí un triciclo nos llevó hasta la casa de su abuela.
Autobús de Turbina a Batangas: 86 PHP
Triciclo a casa: 40 PHP
El hogar de lola Tita era una humilde casita de una planta ubicada en medio de un tranquilo barrio residencial. Hacía un calor enorme en su interior, pero no era muy distinta a lo que yo estaba acostumbrado en mi tierra. Tita me recibió con la timidez que ya me había pronosticado Neda pero me trató como a un nieto más durante toda mi estancia allí, preocupada en todo momento por que comiera antes de que se presentara el mínimo atisbo de hambre.
Neda se divertía al verme reaccionar a la dinámica familiar, y yo me preocupaba por no resultar un estorbo. Le usurpé la cama y la habitación a uno de sus primos, y no pude hacer nada para remediarlo. Con gusto habría dormido en el sofá, pero nada de lo que yo dijera podía convencerlos. Durante esos casi dos días, y varias jornadas más tarde tras volver del norte, me hicieron sentir como un rey.
Cómo ir de Manila a Banaue y Sagada
Antes de la segunda noche en Batangas volvimos a coger nuestras mochilas y emprendimos el viaje de camino al norte de Luzón, donde nos esperaban las verdes terrazas de Ifugao. Nuestra primera parada sería Sagada, el punto más septentrional de nuestro viaje, y para llegar hasta allí debíamos subirnos a un autobús nocturno en Cubao, distrito de Quezon City.
Autobús nocturno de Cubao a Sagada: 720 PHP
Viajamos con Coda Lines
Despertamos cuando el cielo ya clareaba y se distinguían las montañas y empinadas laderas a los lados. No debía faltar mucho para llegar a Banaue y mirábamos ansiosos a través del bao de los cristales para no perdernos alguna vista panorámica que regalara la carretera. Pero el conductor nos sorprendió con un fantástico detalle. Se detuvo cinco minutos frente a uno de los miradores que se asoman a las terrazas de arroz y, de forma inesperada, disfrutamos de un primer contacto con el impresionante paisaje de Banaue.
Mira por dónde, este viaje nocturno también había hecho las veces de tour turístico. A nuestro regreso podríamos ahorrarnos un viaje a los miradores. Ya pensaríamos en eso cuando llegara el momento, ahora nos intrigaba lo que encontraríamos en las místicas colinas de Sagada.
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