Bautismo de buceo en Koh Tao: mi primera vez bajo el agua
Cómo se nos ocurría ir a bucear con resaca… Menudos piezas. ¡Era el día de nuestro bautismo de buceo en Koh Tao! Nos reunimos pronto con la gente de IHASIA, y después de rellenar una hoja con algunas preguntas de seguridad nuestros monitores Melo y Anna nos ofrecieron un breve cursillo teórico. Una vez aprendidas varias reglas básicas fuimos a buscar los equipos al edificio de Carabao y un bote nos llevó a todos hasta el barco.
Bordeamos el sur de la isla hasta llegar a una preciosa bahía llamada Ao Leuk. Una costa con palmeras y cabañas, arenas blancas y agua turquesa cristalina nos distraía desde tierra. Este era el lugar en el que nos «bautizaríamos» en el buceo.
Bautismo de buceo en Koh Tao
Antes de meternos en el agua nos dieron pistas de las especies de animales submarinos que podíamos llegar a ver. Llegada la hora nos pusimos todo el equip, chalecos, gafas, aletas y botella… y saltamos al agua del modo correcto. Lo primero que hicimos fue ir hacia la orilla donde fuera suficientemente profundo para colocarnos de rodillas y aprender a «vivir» debajo del agua y practicar datos básicos con nuestros monitores. Durante este ejercicio pude imaginar por qué era tan necesario. Ls primeros minutos respirando bajo el agua puede surtir un gran impacto, y al principio es una sensación muy extraña que a algunos les puede sobrepasar.
Una vez visto que nos desenvolvíamos bien fuimos avanzando hacia las profundidades y pronto nos encontramos con los corales y los peces de colores. Aquello era otro mundo, un mundo magnífico. La sensación era completamente nueva en la vida, así que la experiencia fue increíble, impagable. Maldije no quedarme más semanas en Koh Tao para seguir explorando los mares.
Es curioso lo rápido que pasa el tiempo bajo el agua. Cuando salimos a la superficie habría jurado que fueron unos 20 minutos, pero me dijeron que habíamos estado cerca de una hora allí metidos. No lo creía. ¡Era como viajar en el tiempo!
Una vez en el barco tuvimos tiempo para comentar la experiencia, conocer a la gente y descansar un poco. De mientras, futuros dive masters practicaban bajo las aguas.
Volví a Koh Tao cinco años después para sacarme el certificado Open Water.
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Tuve la oportunidad de subir a la parte superior del barco, y tumbarme a la sombra de una lona en una hamaca colgante improvisada. Con aquellos momentos sólo se sueña hasta que por suerte te toca vivirlos. Pobre del que osara quitarme de ahí… El sol iba cayendo y su luz cada vez era menos potente. Pronto habría que dejar esa preciosa bahía para volver a Chalok Baan Kao. Qué preciosa bahía… qué precioso día… qué preciosa Koh Tao.
El barco zarpó hacia Chalok y la inclinada luz del sol nos regaló unas preciosas siluetas de las costas de Koh Tao, esculpidas con las palmeras y los resorts de lujo que burlaban a la gravedad asomados sobre los acantilados. El día estaba a punto de acabar.
Quiero agradecer a toda la cuadrilla de IHASIA el haber sido tan majos y tan acogedores. Verdaderamente me arrepiento de no haber pasado más tiempo con ellos. Les mando abrazos y saludos, en especial, a Anna, Melo, Xime y Brujo. Espero volver a veros, amigos.
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