Parque Lumphini y skybar, el Bangkok amable y espectacular
Aquel primer día en Bangkok no sólo supondría la búsqueda de rincones interesantes sino también un ejercicio de reconciliación personal con la ciudad. ¿Podría sentirme a gusto en Bangkok? Era un reto que debía superar, y el parque Lumphini y un atardecer en un skybar me ayudarían.
De Khao San Road al parque Lumphini por el río
La brisa ayudaba a aliviar el calor sofocante pero la mayoría de las calles de esta urbe seguían asfixiando. Sólo en Rambuttri Road, y especialmente en el patio de mi hostal, podía darme un respiro. Seguí esta calle hacia el oeste, hacia el río, y allí conocí a mi primer amor en Bangkok: el Chao Phraya Express Boat.
Este barco público recorre el Chao Phraya en ambas direcciones y, aunque no sirve para llegar a todos los puntos de esta enorme ciudad, puede acercarte a muchos atractivos turísticos. Además estarás lejos de coches, tuk-tuks, asfalto caliente… y acariciado por la maravillosa brisa fresca del río.
Chao Phraya Express Boat
De Phra Arthit a Sathorn Pier: 15 THBLa tarifa normal suelen ser 15 bahts. La frecuencia de parada en cada muelle suele ser de unos 15 minutos. Deberás fijarte en qué dirección va el barco para no viajar en sentido contrario, o puedes preguntar a cualquiera para asegurarte. Un mapa te ayudará.
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La parada más próxima a la zona de Khao San Road es la de Phra Arthit. Allí cogí mi primer Express Boat hacia el sur, con destino a Sathorn Pier, donde me bajé para tomar el enlace de BTS Skytrain en la estación de Saphan Taksin. Como mi objetivo era el parque Lumphini, debía salir del tren en Sala Daeng. ¡Fácil! Como yo lo quería.



De la estación BTS al parque hay unos cinco minutos andando por el Bangkok más vertical. Los rascacielos se levantan sobre calles sucias y estrechas a las que la luz del sol apenas consigue llegar. Por ellas andan miles de personitas que como hormigas, por alguna razón instintiva, jamás se chocan ni se molestan entre sí.
Y al fin, al fondo, el cielo azul le gana terreno al hormigón y el ruido de los coches desaparece. He llegado al Lumphini Park, el Central Park de Bangkok.
Me sorprendí descubriendo un oasis en pleno caos, un remanso de paz verde salpicado por lagos al que los thais van a correr, a pasear en hidropedales con forma de cisne o a bailar en masa al son del que para los más tardones es un lejano altavoz.


Me vicié a contemplar la sombra que los árboles proyectaban sobre el césped, las ardillas que correteaban por sus ramas, y los plateados rascacielos que más allá reflejaban la cada vez más débil luz del día.
Habría estado bien presenciar el atardecer desde esa burbuja relajante, pero tenía pensado verlo desde un lugar mucho mejor.
Bangkok desde las nubes: atardecer en un skybar
Volví sobre mis pasos entre los edificios, bajo el murmullo metálico del Skytrain, y llegué hasta el rascacielos que por aquel entonces tenía en su azotea el bar Cloud 47. Digo «por aquel entonces» porque, según he oído, fue cerrado varias semanas después. Una pena porque la vista era absolutamente espectacular sin necesidad de pagar nada ni de ir bien vestido. Vedlo vosotros mismos:


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Para cuando quise irme ya no había servicio de Express Boat, que acaba a las 19:30h, así que tuve que buscar otras alternativas. Lo intenté con Uber, pero los precios eran disparatados, así que al final bajé a la calle y busqué un taxi que me llevara hasta Khao San. Ninguno quiso hacerlo con taxímetro…
Finalicé el día en uno de mis rincones favoritos de Bangkok: el pequeño puesto callejero a diez pasos de mi hostal en Rambuttri, donde comía uno de los pad thais más ricos que he probado. Fui cliente asiduo, sobre todo por las noches, cuando Rambuttri se convierte en una calle bastante acogedora, con ambiente pero tranquila, con sus lamparitas de colores mecidas por la brisa.
Puesto callejero en Rambuttri
Pad thai con vegetales: 30 THB
Pues creo que esta reconciliación va a ser un éxito…
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