Petra By Night, el Tesoro de Jordania bajo las estrellas
Llevábamos toda una jornada subiendo montañas, recorriendo cañones, pasando junto a fachadas talladas en roca… pero el día aún no había acabado cuando dejábamos atrás Al Khazneh. Petra cerraba por unas horas antes de vestirse con los colores de la noche y el fuego.
De regreso al hostal, compartimos unos momentos con gente de diversas nacionalidades en el salón común. Los rasgos de uno de los viajeros me permitieron adivinar su procedencia. «Are you from New Zealand?» «Yes! How do you know?» Y respondí dibujando un círculo sobre mi cara con el dedo índice. A otro le delataba un acento hispano en sus palabras. Era Felipe, de Chile, que también esperaba la hora de bajar a Petra aquella noche.
Cuando el sol se había ocultado tras el horizonte, descendimos las cuestas de Wadi Musa acompañados por este viajero chileno y nerviosos por presenciar Petra by Night, el espectáculo nocturno ofrecido frente a la fachada del Tesoro.
Petra by Night, espectáculo nocturno en Petra
Este espectáculo no se da todas las noches, de hecho a día de hoy sólo los lunes, miércoles y jueves. Hecho que había condicionado la estructura de nuestro viaje ya estando en Egipto. Incluso viajando de mochileros a veces una planificación cuidada es necesaria…
Petra by Night: 17 JD
Lunes, miércoles y jueves.
El acceso se abre a las 20:30.
Es obligatorio presentar el ticket de la visita de día a Petra.
Aunque habíamos intentado adelantarnos a la multitud, lo cierto es que la cola que nos encontramos ya era generosa. Una vez dentro, intentamos recuperar posiciones recorriendo el Siq a paso ligero. Cuando el número de gente a nuestro alrededor decreció pudimos fijarnos con más calma en lo que nos rodeaba.
Era la luz de la luna la que se reflejaba en las paredes rocosas y facilitaba el trayecto. Pero ya desde el principio el sendero iba marcado por pequeños farolillos a ambos lados. Esta iluminación, junto con el silencio, provocaban una sensación de procesión religiosa, mística.


Al amparo de la oscuridad, el cañón me pareció más corto que a la mañana. En pocos minutos llegamos a un Al Khazneh iluminado por cientos de pequeñas lámparas colocadas en hileras y flanqueadas por alfombras sobre las cuales los visitantes se iban acomodando.


Una vez todos sentados, se repartió té y un hombre comenzó a narrar brevemente la historia de Petra mientras observábamos la majestuosidad de la fachada bajo la tenue luz. Quizás el momento más mágico llegó tras esta explicación, con la música de un beduino y su flauta que, rebotando monumentalmente en las montañas circundantes, se alargó hasta casi el final mientras la gente bebía su té y enfocaba su mirada en el Tesoro absorta en sus propios pensamientos.
Yo era uno de esos que en aquel momento dejó de hacer fotos y, sintiendo el calor de la bebida a través del vaso, fijó sus ojos en la construcción y los oídos en la música, e intentó interiorizar un momento tan único. Llegué a sentirme solo, rodeado únicamente por la arena y la roca de Petra, mientras algunas estrellas centelleaban sobre mí.
Cuando el espectáculo hubo terminado, se produjo un pequeño caos de flashes y selfies, a la vez que otros iban abandonando ya el lugar. Los organizadores optaron entonces por la atrevida decisión de iluminar Al Khazneh con diferentes colores que se intercalaban de forma brusca. Ante la poca fotogenia de esta iluminación nos atrevimos a pedirles que la apagaran, ¡y lo hicieron!


Nosotros y Felipe fuimos las últimas personas en abandonar el lugar, presionados por los trabajadores que ya comenzaban a retirar las lámparas. Fue duro decir adiós a Petra y al Tesoro porque, ahora sí, la despedida era definitiva.


Diario anterior: Buscamos el Tesoro en la ciudad perdida de Petra
Diario siguiente: Un baño en el Mar Muerto y cruzamos a Jerusalén
No Hay Comentarios