Increíble island hopping en Siargao: Naked, Daku y Guyam Island
Cruzábamos los dedos por que el clima nos fuera favorable en Siargao, y como la previsión parecía ser buena para el día siguiente decidimos priorizar el esperado island-hopping por los islotes del sur. Hablamos con Jing, la dueña de Jing’s Place, para ver si nos podía conseguir un barco por buen precio, cosa que gestionó sin dificultad.
Island-hopping privado en Siargao: 1500 PHP
Comida y entradas a islas no incluidas
Por la mañana, un estereotípico surfero filipino de mechones descoloridos pasó a buscarnos en su moto, sobre cuya parte trasera yo tendría que ir haciendo equilibrios imposibles. Ya que la comida no estaba incluida en el tour, le pedimos que parara primero en el mercado de General Luna para abastecernos.
En la playa, el patrón preparaba nuestra bangka acompañado de su hijo, un pequeñajo que manejaba la embarcación como si llevara una larga vida haciéndolo.
Vimos por primera vez la línea de costa de Siargao desde el mar, invadida por un sinfín de cocoteros, y me sobrevino la idea de que aquello no luciría de esa forma mucho más tiempo. Se alejó con rapidez cuando el motor empezó a rugir y a propulsar la bangka a toda velocidad hacia Naked Island.
Naked Island
La claridad del agua nos indicó que nos aproximábamos a una isla que, desde la lejanía, se camuflaba con el horizonte. Y es que Naked Island no era más que un banco de arena en medio de un mar extremadamente turquesa.
Creemos que la tasa de acceso a Naked es de 20 PHP por persona, pero a nosotros nadie nos vino a cobrar nada.
La belleza de estas aguas era tal que me creaban nerviosismo. Mi cerebro sufrió un cortocircuito cuando trataba de decidir si seguir sacando fotos hasta plasmar la totalidad del paisaje o quitarme la cámara de la cara y disfrutar al 100% del lugar.


Por suerte, la facultad privada del tour nos permitía manejar los tiempos y no salimos de allí hasta que volvimos a la bangka por decisión propia. Hasta entonces nos sumergimos en estas aguas transparentes y saltamos, buceamos, nadamos en ellas extasiados de felicidad, como un pirata que se tumba sobre su tesoro recién descubierto y hace volar las monedas.
Daku Island
La parada en Daku Island no fue menos corta, pero esta vez había algo más que explorar y su inmenso palmeral ofrecía una grata sombra.
Quien quiera almorzar puede hacerlo en los kubos que hay construidos aquí -previo pago-, aunque con todas estas vistas para ser admiradas, ¿quién quiere comer?


Nunca podría cansarme de un sitio así… El agua llegaba con calma a la orilla, un mar que se mantiene manso por efecto del arrecife que, más allá, rodea todo este archipiélago y frena al poderoso Pacífico.
Guyam Island
Partimos a regañadientes de Daku pero contentos por visitar la última parada del tour, el increíble islote de Guyam. Y lo mejor: lo hicimos solos. Nuestra bangka era la única fondeada en este pequeño trozo de tierra.
Sobran las palabras. Si existe un paraíso natural tropical debe tener este aspecto.


No creáis que desaprovechamos la oportunidad de tumbarnos bajo una de estas palmeras para desbloquear finalmente el nirvana. Cuando abrimos los ojos y chequeamos la orilla… nuestra bangka se había ido. La verdad es que quedarse aquí tirado no era ninguna tragedia, pero en la embarcación estaban nuestras pertenencias. ¿A dónde habían ido? Los pobres solamente se habían acercado a tierra firme para comer algo, ya que llevaban todo el día aguantando nuestro caprichoso horario sin la posibilidad de parar a almorzar.
Tras su regreso decidimos que era hora de finalizar este día de emociones y mandíbulas desencajadas, y volvimos a General Luna con la mirada puesta en una Guyam que se hacía cada vez más pequeñita al otro lado de aquel mar azul brillante.
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