El Helibar de Kuala Lumpur me regala la mejor despedida
Aquella fatídica y soleada -pero triste- mañana en la que mi tiempo en Kapas se acabó, tomé mi último desayuno en KBC, pagué mi cuenta de esos días y me despedí de su gente. Elton y yo nos subiríamos a la primera barca de la mañana que nos llevaría al continente. ¡Qué dolor da abandonar la fina arena y subir esos escalones sobre el brillante resplandor del agua cristalina!
En Marang nos juntamos con otros dos viajeros que tenían el mismo destino que nosotros, la estación de autobuses de Kuala Terengganu, así que pudimos compartir un taxi que nos salió especialmente barato.
Gracias a Elton, cuyo móvil era el único acceso a Internet de toda la isla, reservé el día anterior un bus desde Terengganu a Kuala Lumpur a una hora bastante avanzada por lo que pudiera tardar en llegar desde Kapas. Aunque a eso de las 10 de la mañana ya estábamos en la estación y a mí me tocaría esperar varias horas, por suerte, la simpática chica de la taquilla me permitió cambiar mi billete por un asiento en el próximo autobús, y cinco minutos después ya estábamos en marcha.
Viaje en bus de Terengganu a Kuala Lumpur
Bus de Kuala Terengganu a Kuala Lumpur: 44 RM
+ 1.50 RM por cambio de billete
Antes de partir me despedí de Elton, que se dirigía a Tioman para continuar su viaje por Malasia. Agradecí enormemente su compañía en aquellos últimos días. ¡Un tío majísimo!
Tras cinco agradables horas de viaje en un asiento amplio y cómodo, el bus atravesó unas colinas y el skyline de KL sobresalió en una amplia explanada. Nos dejaron en la TBS Station, y sólo tuve que atravesar una pasarela y acceder al andén del KLIA Transit para volver en tren a KL Sentral. Allí, un LRT a Pasar Seni, y vuelta a casa: Chinatown. Qué fácil es moverse por KL.
KLIA Transit de TBS Station a KL Sentral: 6.50 RM
*También se puede tomar el KTM Komuter, en el entorno de la misma estación, mucho más barato (1 RM) y ligeramente más lento. Yo no lo vi porque andaba con algo de prisa (ahora os cuento) y acabé en el Transit. Fallo.
Crucé Chinatown con una sonrisa en la cara como quien vuelve a su barrio tras ausentarse durante un tiempo. KL nunca ha sido tan familiar. Fui derecho al Mingle Hostel, que tanto me había gustado, y no perdí demasiado tiempo en asentarme. ¿Por qué esa prisa? Pues porque aquella era mi última noche en Kuala Lumpur y quería acercarme a un skybar a ver el atardecer, cosa que no pude hacer semanas atrás debido a la climatología.
El Helibar: uno de los mejores skybars de KL
El sol ya había empezado a caer así que no podía perder más tiempo. Decidí recorrer el centro a pie y en pocos minutos llegué al pie del edificio que en sus alturas guarda el Helibar, un antiguo helipuerto reconvertido en magnífica terraza panorámica. Para acceder a él hay que pagar una consumición, así que me afané en encontrar lo más barato en la carta.
Limonada para acceder al Helibar: 28 RM
Ouch.
Ubicación


La localización es espectacular y, mientras no construyan nuevos rascacielos de por medio, permite disfrutar de una preciosa perspectiva de las Torres Petronas y la KL Tower. Es bastante difícil encontrar un sitio donde sentarse, pero si viajáis solos como yo seguro que podéis compartir mesa con alguien e incluso tener una agradable charla, como me ocurrió a mí con un grupo de viajeras anglosajonas.
No iba a dejar que la noche pasara sin haberme acercado a las Petronas una vez más. El camino hasta ellas ya era como un peregrinaje religioso para mí. En la fuente de su base el tradicional espectáculo de luces y música congregaba a gente que disfrutaba de la apacible temperatura nocturna.


De vuelta en Chinatown, tras cenar en uno de sus locales chinos, alguien me llamó (siempre me ve la gente a mí). Era Ignacio, a quien conocí en Perhentians. Me alegró encontrarle porque tuve una excusa para alargar un poquito más la noche en un bar cercano y despedirme de este simpático chileno con una cerveza de por medio. Kapas, Elton, Petronas, Ignacio… era el día de las despedidas…
Diario anterior: Entre cielos estrellados y plancton luminiscente hay una isla… Kapas
Diario siguiente: Reflexiones en KL. Cuatro meses de viaje en el Sudeste Asiático
No Hay Comentarios