Donsol, la costa del silencio en Filipinas
De vuelta del paseo marítimo de Legazpi, recuperamos nuestras mochilas y tomamos un triciclo hacia la terminal de vans de Daraga. Poníamos rumbo a Donsol, un lugar de Filipinas que había estado en nuestra mente desde el principio del viaje y que había condicionado el ritmo de nuestro itinerario durante las últimas semanas.
Viaje de Legazpi a Pilar en furgoneta
En la terminal nos indicaron la furgoneta que debíamos tomar, en la que afortunadamente aún había sitio, y también nos avisaron de que aquel vehículo llegaba hasta Pilar y no Donsol. Entre estas dos localidades debíamos cambiar de transporte.
Atravesamos los lindos campos verdes de Albay y pronto entramos en la provincia de Sorsogón, que ocupa el extremo suroriental de la isla de Luzón. Dejábamos atrás un volcán Mayon que seguía mostrándose casi libre de nubes y se dejaba ver entre las colinas y palmeras que pasaban veloces a nuestro lado.
Apretujados en un jeepney hasta Donsol
No nos pillaba por sorpresa eso de ir apelotonados con otras tantas personas en un jeepney. Era una experiencia ya familiar para nosotros. Así recorrimos los apenas 10 km que hay desde Pilar hasta Donsol, por una carretera algo empinada y llena de curvas que salvaba la montaña. Se me hizo algo largo.
Cuando llegamos al centro de Donsol nos recibió un filipino alto de pelo largo, aspecto hippie, que nos cayó bien al instante. Su intención era que contratáramos un viaje en su triciclo hasta nuestro destino. Nos pareció tan simpático que decidimos aprovechar su servicio para que nos llevara al Visitor’s Center del tiburón ballena antes de acercarnos a nuestro alojamiento. Queríamos reservar nuestro tour para el día siguiente y asegurarnos una plaza. El resto os lo contaré en el siguiente artículo.
Alojamiento económico y tranquilo en Donsol
A la vuelta, tras comunicarle el nombre de nuestro alojamiento, nos introdujo a trompicones por un camino de tierra hasta la puerta de éste. Se trataba del Victoria’s Guesthouse.
Victoria’s Guesthouse (hab. doble): 600 PHP
Baño compartido.


El Victoria’s Guesthouse era una casa familiar, repleta de vegetación y jardines, con edificios de madera y nipa muy acogedores. El baño estaba impoluto, se encontraba justo enfrente de la playa, y tanto la dueña como su familia eran encantadores.
Además, el lugar, situado en un barrio rural junto al mar, era la máxima expresión de la tranquilidad. Solamente el karaoke del humilde restaurante Julia’s interrumpía la quietud por las tardes y servía de punto de encuentro y entretenimiento para todos los niños de la zona.
Me enamoré instantáneamente de este lugar.


Con el atardecer nos acercamos a la playa, en cuya orilla desembocaba de forma suave un mar como un plato, y pudimos disfrutar de una de las mejores puestas de sol de todo el viaje. Los colores y formas que lució el cielo, mientras la silueta negra de algunos niños chapoteaba varias decenas de metros mar adentro, nos dejó con la boca abierta.
Por si fuera poco, aun cuando la tenue luz del sol rebotaba en algunas tormentas lejanas, éstas descargaron furia eléctrica y nosotros contemplamos los incesantes rayos en el más absoluto de los silencios.


El sonido del obturador atrajo a algunos niños que, sentados junto a nosotros en la arena, se sentían intrigados por nuestra afición fotográfica. No parecía que lo que se iluminaba en el horizonte les fuera extraordinario, y quizás no lo fuera. El viento Amihan acostumbraba todas las tardes a crear y empujar tormentas solitarias desde el Este que descargaban sobre Masbate.
Impresionante. Casi se me olvidó el motivo real de nuestra presencia en Donsol porque, ¿que más podía pedir?
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2 Comentarios
Voy en Navidad, crees q hay posibilidad de ver los tiburones?
en diciembre aún no ha comenzado la temporada pero nunca se sabe.