Tanjung Puting, aventura para ver orangutanes en Borneo
Tras levantarnos, Ruth nos recogió en el hostal de Pangkalan Bun y nos llevó hasta Kumai, el pueblo comercial situado a la orilla del río desde el que parten todo tipo de barcos. Hace las veces de puerto, tanto para los cargueros como para los klotoks que se adentran en el Parque Nacional de Tanjung Puting, uno de los lugares en los que es posible ver orangutanes en Borneo. Aún sin el gris deprimente del humo forestal, este lugar es sucio y feo, la representación perfecta de la decadencia de Borneo.
Allí nos esperaba nuestro klotok, con la tripulación ya a bordo, y nuestro guía: Robby. Robby era un hombre delgadito y sonriente, continuamente dispuesto a hablar con nosotros, interesado siempre en que nos encontráramos a gusto. Hacía poco que había comenzado como guía en el barco de Isy, nuestro capitán, y le preocupaba sobremanera satisfacer nuestras expectativas.
Ruth se despidió de nosotros y tras una breve espera partimos.
Esquivamos grandes barcos oxidados a través de un río tan ancho como contaminado. Pronto dejamos Kumai atrás y nuestro klotok se introdujo en un caudal secundario, era el Sungai Sekonyer. Viajaríamos durante tres días por este río haciendo diferentes paradas en campamentos de conservación, hasta llegar a Camp Leakey, el corazón de la reserva. Para esta travesía se suele optar por entre tres y cuatro días de viaje, aunque con tres es suficiente.
Tour en klotok Parque Nacional Tanjung Puting (3 días): RP 3.600.000/per.
Si queréis ir en el mismo barco que nosotros, contactad con Ruth Coniferae Iskandar a través de Facebook.
Algunos organizadores os juntan con otros viajeros en el mismo barco si deseáis compartir gastos.
Reserva tu klotok en Tanjung Puting aquí
¿Conseguiríamos ver orangutanes en Borneo?
Antes de llegar a la frondosa selva, el río se abre camino entre campos de palma, aunque ésta -según nos dijo Robby- no es la infame palma plantada de forma artificial (aunque tampoco es autóctona).
Hubo tiempo para conocer un poco a nuestro guía, para que nos explicara las cosas que íbamos a ver… y sobre todo para tumbarnos y disfrutar de la creciente limpieza del aire. El humo se iba disipando según nos introducíamos en Tanjung Puting.
Robby trabajaba y vivía en el klotok. Hacía años que no veía a su familia y todo el dinero que ganaba como guía era para su mujer y su hija, a la que apenas conocía, y que vivían muy lejos. Me prestó los libros que utilizaba para estudiar la fauna y flora de Borneo, y buscaba cocodrilos entre las aguas del río sin descanso. Gracias a él pudimos ver algunos.
Pronto la palma dio paso a una vegetación más salvaje. La maleza se hizo más espesa y los árboles más altos. Comenzamos a ver monos narigudos, macacos saltando de una rivera a otra del río aprovechando el paso del barco (que distrae a los cocodrilos), pájaros exóticos y sus sonidos… Al fin estábamos en la Borneo que soñábamos, y la única que alguna vez debió ser.
Durante la travesía en Tanjung Puting se hacen tres paradas (a veces sólo dos): Tanjung Harapan, Pondok Tangui, y la última Camp Leakey, la «capital» de la reserva fundada por la Dra. Biruté Galdikas. Son conscientes de lo contraproducente que es alimentar a un animal salvaje, pero los orangutanes de Tanjung Puting son huérfanos o fueron cautivos, y se les alimenta con la esperanza de que algún día encuentren su propia subsistencia en el Parque Nacional.
En plataformas como la de Tanjung Harapan, nuestra primera parada, los rangers les llaman por medio de aullidos guturales que rompen con el sonido monótono de millones de seres diminutos. Los orangutanes deciden si se acercan o no a comer. Distintos viajeros van llegando, y la mayoría respeta el «silencio» reinante, sólo interrumpido por los insectos y los aullidos de los rangers. No hay movimiento, hasta que se agita vegetación a lo lejos. De pronto algunos árboles se mueven, crujen ramas, buscamos con la mirada entre la maleza… y allí están. Los «hombres del bosque» (significado de «orangután») comienzan a aparecer. Se balancean entre las copas de los árboles, nos miran curiosos antes de decidir si bajar a por la comida.
Es una experiencia magnífica. Los observaría eternamente. Y cuando crees que el día ya es redondo, la maleza se vuelve a estremecer, pero esta vez con mucha más fuerza. No lo podemos creer, es un gran macho. Avanza hacia nosotros torciendo troncos y abriéndose paso entre la selva como un camión, y se queda a pocos metros. Nos mira fijamente, pero no es desafiante, más bien parece lucirse, parece querer que le miremos.
Cuando ya se han cansado de inspeccionarnos acuden a la plataforma y arrasan con la colina de plátanos que los rangers les han dejado. El macho alfa, jóvenes, adultos, una madre con su cría… Y las cámaras y las exclamaciones de asombro no dejan de sonar. Pero el tiempo pasa y debemos regresar a nuestro klotok. Hemos tenido mucha suerte, primera parada y pleno. ¡Soñaba con ver orangutanes en Borneo y lo acabo de cumplir!
Hablando de cámaras, a la mía se le había acabado la batería, así que la puse a cargar en el barco. En cuanto introduje el enchufe… mi cargador hizo PUF!, sólo le faltó echar humo. No podía ser, ¡en Borneo no! ¡Aquí no! Me quedaban dos días por delante en esta selva y no tenía cámara con la que sacar fotos. Todavía lo pienso y me tiro de los pelos. Estuve planteándome lanzarme al río y dejar que me comieran los cocodrilos. Finalmente fui optimista y pensé que al menos tenía la GoPro para documentar el resto de la aventura… ¡pero qué rabia!
Las cenas, comidas y desayunos eran excelentes, con platos abundantes y muy ricos. Les pedimos que no nos hicieran tanta comida, ya que nos dolía dejar cosas en los platos. Pero nos respondieron que no nos preocupáramos, que todo lo que sobraba se lo comían ellos, ¡pobres! Muy buena gente.
La siguiente parada era Pondok Tangui. Aquí pasaríamos la tarde y volveríamos a probar suerte entre la selva para avistar orangutanes, pero además sería el lugar donde dormiríamos. Nos sorprendía la cantidad de españoles que encontramos aquí. El 70% lo eran. Y un pequeño grupo incluso paisanos nuestros de Bilbao. Vimos algún orangután, pero nada superó la experiencia de la mañana. Fue aquí donde al fin pude conocer a nuestro capitán, Isy, con el que había hablado bastante por Facebook.
Calló la noche y las ténues luces de los klotoks amarrados en Pondok Tangui se fueron encendiendo. Era la hora de la cena. Tras ella Robby nos prometió una caminata nocturna por la selva antes de irnos a dormir, así que me puse los pantalones largos (a pesar del enorme calor que hacía) y junto con un ranger del lugar nos fuimos en busca de fauna. Era increíble la habilidad que tenían para ver cosas en la oscuridad, aunque acabé descubriendo el truco. Alumbraban con una linterna hacia la negrura y los ojos de los animalillos reflejaban la luz como dos diamantes, así se les encontraba. Vimos búhos, tarántulas, hormigas gigantes, ranas, extraños musgos en los árboles que se movían, murciélagos…
Me sentía muy feliz caminando por la selva de Borneo en medio de la noche, arropados por los mil y un sonidos de la jungla, deseando que aquello no desapareciera nunca…
Cuando volvimos al klotok nuestra cama ya estaba hecha, protegida por una sagrada mosquitera. En el momento de tumbarme creo que era la persona más feliz de la Tierra. Quise cerrar los ojos y descansar, pero sentí la necesidad de disfrutar de ese momento, en medio de la selva, escuchando los ruidos infinitos, observando el perfil que la luna dibujaba en los árboles. Era como un sueño, ¿para qué dormir?
Me desperté con la frescura de la mañana. Quién nos iba a decir ayer que nos vendría tan bien una manta en Borneo. Enseguida, mientras desayunábamos, el viaje a través del río prosiguió. Nuestra siguiente parada y objetivo final del viaje: Camp Leakey.
Camp Leakey es el segundo hogar de la Dra. Galdikas, uno de los «ángeles de Leakey» junto a Dian Fossey y Jane Goodall, dedicadas sus carreras al estudio y la preservación de los orangutanes, los gorilas de montaña y los chimpancés, respectivamente. En la casa-museo que hay aquí se puede aprender sobre la historia de esta valiente mujer y sobre la lucha por proteger los tesoros naturales de Borneo, con los orangutanes como eje central. Ver las fotos que recubrían las paredes era como sumergirse en el alma de este lugar. Deja huella.
En la plataforma de alimentación nos reunimos un gran número de viajeros y esperamos silenciosos a que los «hombres rojos del bosque» aparecieran. No tardaron mucho en hacerse oir balanceando los árboles, incluido un gran macho. Pero el momento especial llegó cuando una hembra se aproximó con confianza a nosotros y se sentó entre los bancos de madera, como queriendo disfrutar de algo de compañía. Uno de los rangers intentó conducirla de nuevo a la plataforma pero ella se negó con firmeza. Y ahí estuvo, sentada, rascándose, mirándonos. Me transmite dulzura pensar que ella sólo quería compartir un momento con esa gente pálida que no dejaba de mirarla. Fueron unos instantes extraordinarios.
De camino al río hubo más contacto con estas preciosas criaturas. Se apostaban a los lados y sobre las pasarelas de madera estudiando con curiosidad pero precaución a los transeúntes. Es bastante habitual que los viajeros experimenten estas situaciones, pero uno debe actuar de forma pasiva, sin realizar movimientos bruscos, y sin tocarlos si ellos no toman la iniciativa (y aunque la tomen hemos de ser precavidos).
Aquella fue la última vez que pudimos ver orangutanes en Borneo, ya que mañana dedicaríamos todo el tiempo a recorrer el Seconyer de vuelta hacia Kumai, para coger nuestro vuelo a tiempo. El resto de la tarde la pasamos en nuestro klotok navegando de nuevo a Pondok Tangui, donde pasaríamos la noche.
Repetimos la travesía nocturna por la selva antes de irnos a dormir y disfrutamos de nuestra última noche en aquel mágico lugar. Puede que sea uno de los mejores sitios en los que he dormido en toda mi vida. A bordo de aquel klotok, escuchando la respiración de la selva, muy lejos de todo lo que nos pudiera resultar familiar. Borneo me caló hondo.
La pequeña aventura en Tanjung Puting se acababa. Ruth nos esperaba ya en el puerto de Kumai. Nos despedimos de toda la tripulación, fantásticas personas, y les dejamos la propina correspondiente.
Mientras perdíamos de vista la selva, y el barco, y a la tripulación, y todo lo que amamos de Borneo… me prometí que algún día volvería. Que aquella isla no había dejado de maravillarme. Pero sé muy bien que Borneo muere un poco cada día. Sé muy bien que si espero mucho puede que no haya selva a la que volver. Puede que algún día no muy lejano no haya orangutanes que ver en Borneo. Espero que yo y los de mi especie respondamos a tiempo, antes de que las cosas que acabo de describir sólo existan en los recuerdos de los afortunados que un día estuvimos allí.
21 Comentarios
hola chicos, viajo a asia buscando este tipo de experiencias con animales, me gustaria si me pudieran dar un detalle breve de como hicieron para llegar hasta alli, es decir desde donde viajaron a donde llegaron y como si barco avion, etc . estoy planificando mi viaje desde nz y estoy un poco perdida en cuanto a esa informacion.gracias por sus post
Hola Andrea! Pues volamos hasta allí desde Bali. Hicimos una escala. De esta forma: Bali-Surabaya-Pangkalan Bun. Pangkalan Bun es la ciudad/aeropuerto próxima a Tanjung Puting. Los vuelos directos suelen salir desde Jakarta, Semarang, Surabaha… Espero haberte aclarado la cuestión. Un saludo! Para todo lo que quieras consúltame por aquí o por la página de Facebook 😉
Surabaya* perdón
gracias genio me re sirvio la info, pienso ir desde bali tmb en julio asi que joya. gracias
De nada! 😉
hola chicos
este verano pensaba ir a ver los orangutanes y me gustaria saber si alguien conoce la empresa borneotours.org, he recibido un mail a traves de isy_iskandar@yahoo, le tengo que hacer una transferencia y antes me gustaria saber si son de fiar, muchas gracias.
Hola! Yo lo hice con ellos. Son de fiar completamemte. Te pedirán los gastos mínimos de preparación del barco, y lo demás se lo puedes pagar allí.
Isy es un buen tío, y su mujer Ruth también. 😉
gracias por tu celeridad
un saludo
Hola el mail de isy_iskandar@yahoo acaba en .com? Estoy intentando contactar con ellos para hacer el tour pero no hay forma!
Hola Carmen. Desconozco el email. Busca a Ruth Coniferae Iskandar en Facebook y habla con ella. Es la dueña del klotok junto a su marido Isy. Un saludo.
Hola! Antes de nada decirte que el blog me encanta, y ha servido de inspiración para mi viaje. Voy a estar viajando por el sudeste asiático y terminaré en indonesia (1mes, al igual que vosotros apurando la visa, y con un itinerario muy parecido al vuestro!). para esta parte en concreto, más o menos andaré entre mediados de septiembre y mediados de octubre. Tengo definidos los puntos que quiero visitar, pero me gusta dejar las cosas a la improvisación, y si decido quedarme más tiempo en un sitio, o cambiar de dirección, la idea es ir moviéndome sobre la marcha. El problema es que viajo sola y este tipo de excursiones necesitan cierta antelación y reservas. Mis preguntas: conoces algún foro o web donde pueda encontrar compañeros para compartir gastos del klotok? con cuánta antelación debería contactar con la empresa organizadora o guía? Si había otros organizadores más baratos, qué os hizo decidiros por éste? muchas gracia!
Hola Gabriela. Perdona la tardanza. El mejor sitio donde se me ocurre que puedes buscar a gente para compartir el klotok es Facebook. Únete a grupos como "Mochileros Indonesia" o "Sudeste Asiático para Mochileros" y escribe tu propuesta. Deberías contratar con tres o cuatro semanas de antelacion minimo.. pero puede variar.. Nosotros contratamos con estos porque habia una buena relacion por medio de facebook y nos dejaban pagar todo allí, sin adelantar nada, ya que estabamos viajando y era muy complicado. Espero que haya suerte. Cualquier cosa que necesites preguntame 😉
Genial, muchísimas gracias por la info!! 🙂
Hola!
Hace algunas semanas que leemos tu blog ya que estamos preparando nuestro viaje a Borneo y el viaje en klotok es una de nuestras preferencias.
Además te quería dar la enhorabuena porque escribes genial y nos gusta mucho cómo relatas todos tus viajes.
Estamos comparando varias compañías que hacen el tour en klotok y la verdad que estamos notando algunas diferencias de precio considerables.
Ruth nos pide 8 millones por el tour que hiciste tú de dos noches y un tal Ary (habla español) nos pide 5.6 millones y Siti nos pide 7.6 millones.
Como ves es mucha pasta de diferencia (160€ aprox) entre el más caro y el menos caro y te quería preguntar si luego allí los Klotoks son tan diferentes o no.
Un saludo!!
Hola Fernando! Lo primero, gracias por tus palabras.
Sobre el klotok.. la verdad es que yo sí vi diferencia de calidad entre unos y otros. De los días que estuve, sinceramente, en el que iba yo me pareció el mejor de todos.
Ahora… ¿justifica eso la diferencia en los precios? No sabría decirte. Quizás no, porque por lo que comentas hay gran diferencia de precio. Y por lo que veo, desde que estuve yo, la tarifa se ha inflado un poco. Además, tampoco te creas que los demás klotoks eran una mierda, ¡ni muchísimo menos! 😉
La decisión es vuestra, pero si decidís el klotok más barato seguro que estaréis igualmente bien. Yo me fijaría más en el conjunto de la oferta. La amabilidad del dueño, los conocimientos del guía… Que os den todos los detalles posibles.
Un saludo!
Hola quería saber si me podeis pasar el contacto de alguno de los que hacen los tours en klotok. Muchisimas gracias!
Hola. Ahí arriba he dejado algo de info sobre el klotok que contraté yo. Puedes entrar a su web o buscar a Ruth Coniferae Iskandar en Facebook y hablar con ella directamente. Un saludo!
pagaron 270 USD???!
Hola Barbara. 225€. Si ése es el cambio a USD, sip 😉
Me encanto tu relato me lo leí hasta el final buscaré a Ruth Considerar x el Facebook . Y a Robby
Ya lo encontré, solo tenia que leer el siguiente artículo!