Paseo en GLOBO por SEGOVIA, experiencia inolvidable
He tenido ganas de conocer las grandes ciudades históricas de España desde hace mucho, pero siempre lo he relegado. En el caso de Segovia me alegro de que fuera así, porque inesperadamente la he acabado conociendo por todo lo alto, ¡nunca mejor dicho! Se me ha presentado la oportunidad de hacer un paseo en globo por Segovia, y he aquí mi crónica de esa genial experiencia.
Dónde dormir en Segovia para el paseo en globo
Me subí a un tren en Bilbao rumbo a Segovia con la intención de quedarme un par de días. Debía llegar el día anterior ya que los vuelos en globo se ofrecen al amanecer por motivos atmosféricos. Si no se es de la localidad, como hay que madrugar bastante, lo más recomendable es pasar la noche en algún hotel. Yo opté por reservar dos noches en el Hotel Corregidor, un alojamiento asequible y bien valorado que se encuentra a 10 minutos andando del punto de despegue.
Hotel Corregidor
Desayuno abundante opcional. WiFi en las habitaciones. TV. AirCon.
Restaurante. Gimnasio.
Ver ubicación
También es un alojamiento bueno aunque no se vaya a hacer el paseo en globo porque está junto al casco antiguo, a apenas 5 minutos del acueducto. Tiene una ubicación fantástica.
Cómo es el paseo en globo por Segovia
El despegue
Llegó el día y tocó levantarse temprano. Allí, a las 7:00am en un descampado a las afueras de la ciudad, esperaba el equipo de Siempre En Las Nubes, que hace posible este tour ofrecido por Civitatis. Resulta emocionante contemplar cómo se van hinchando los globos y sus telas van ocupando el cielo. De fondo, el sol va saliendo tímidamente por detrás de la Catedral de Segovia, que en breves momentos tendremos muy, muy cerca…


Las cestas disponibles son de diferentes tamaños y se puede disfrutar tanto de un romántico vuelo en pareja como de un vuelo multitudinario con amigos. ¡En la cesta en la que fui yo caben hasta 20 personas!
Antes de partir el (o la) piloto da una serie de detalles curiosos así como instrucciones de seguridad que conciernen sobre todo al aterrizaje, la parte más complicada del paseo en globo. Como veréis en mi caso, algunos aterrizajes son poco… ortodoxos, pero no hay nada que temer porque el piloto lo tiene todo bajo control. ¡Y resulta hasta divertido!
Cuando suficiente aire caliente ha llenado el globo empezamos a flotar. El momento es casi inapreciable y sin que nos demos cuenta estamos ganando metros y metros de altura. El suelo se va alejando y la silueta de la ciudad amurallada de Segovia se hace más clara y se convierte, a nuestros ojos, en una maqueta.
El vuelo sobre Segovia
Volar en globo es caprichoso porque tú vas donde va el viento, así que nunca sabes verdaderamente el rumbo que vas a tomar. Lo único que se puede hacer es subir y bajar, regulando la cantidad de aire caliente dentro de la tela, para «montarse» en diferentes corrientes de aire con diferentes direcciones. Por suerte el viento nos llevó exactamente sobre Segovia, directamente a su Catedral.


Tanto nos acercamos a la torre que en un momento llegué a pensar que nos quedaríamos clavados en una de sus aristas, como una cigüeña. Pero el piloto tiene un control absoluto y nos acercamos sólo lo suficiente como para quedarnos con la boca abierta.
Proseguimos sobre la ciudad fijándonos ahora en otras estructuras, como el acueducto, cuya perspectiva era totalmente nueva para todos nosotros. Se apreciaba el giro que hace en su vertiente sur, gesto desapercibido para muchos visitantes. Y, a lo lejos, las montañas donde recogía el agua que arrastraba hasta la ciudad. Menuda obra de ingeniería.
Descendimos y nos subimos a la corriente de aire que recorre la vaguada del río Eresma, cambiando así de dirección. Ahora seguimos la muralla en sentido oeste pasando por encima del Monasterio Santa María del Parral, donde algunos distinguieron a uno de los monjes que viven aquí en clausura, hasta ponernos a la altura del imponente Alcázar de Segovia.
Antes de volver a coger altura echamos un cercano vistazo a la antigua Iglesia de la Vera Cruz, construida por los Templarios allá por el siglo XIII, y después vimos cómo la ciudad se alejaba lentamente a medida que ascendíamos y el viento nos arrastraba esta vez hacia el norte.


El aterrizaje
Ahora sólo quedaba descender de forma progresiva y encontrar un punto de aterrizaje en algún campo vacío cuyos cultivos no pudiéramos estropear. Por el camino pasamos junto a un saltarín corzo que se dejaba ver intermitentemente entre las briznas de trigo. Como para esta maniobra estamos también a merced del viento, hubo varios intentos fallidos hasta que el piloto nos pidió adoptar posición de «impacto».
Es normal ponernos nerviosos cuando vemos que el suelo se acerca y pasa bajo nosotros a toda velocidad, pareciera que el impacto va a doler. Pero nada más lejos de la realidad. Posicionados de espaldas a la dirección del globo, apoyados sobre las almohadillas del borde de la cesta y con las piernas levemente flexionadas, el contacto con tierra firme, que rara vez es uno sólo, es tan soportable -y divertido- como los meneos más suaves de una montaña rusa.
Habrá veces que, a pesar de los esfuerzos del piloto, se acabe tumbados, como nos pasó a nosotros. ¡Las risas están aseguradas!
Ya desembarcados, el equipo de Siempre en las Nubes estará allí (nos han seguido por tierra durante el vuelo) para recoger el globo y llevarnos al inicio. Es entonces cuando se nos ofrecerá un rico almuerzo para calmar el hambre de la mañana, y un brindis con cava para conmemorar el primer vuelo en globo en 1783, que se celebró con champagne.
No puedo dejar de recomendar esta experiencia a todo el mundo, incluso a los que teman sufrir algo de vértigo, ya que no es una sensación que se tenga en gran medida en objetos que vuelan (como al ir en avión). Ver la preciosa Segovia desde el aire, tendida a la luz del amanecer, es una experiencia única que -creo- se debería vivir una vez en la vida. ¿Tienes dudas sobre este paseo en globo por Segovia? Atenderé tus consultas. Si ya te has decidido, lo puedes reservar a continuación:
¡Anímate!
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