10 errores que más cometen los viajeros
1. Querer abarcar demasiado
«¡Hola! Tengo 10 días de vacaciones y quiero visitar Tailandia, Malasia, Camboya, Vietnam, Filipinas y la Antártida. ¿Qué sitios me recomendáis?»
Vamos a ver… No. Sé que solemos esperar muchos meses para ese viaje tan especial y, ya que vamos al otro lado del mundo, nos gustaría ver lo más posible, pero ¿te has acordado de disfrutar? Si tu viaje va a durar poquito, olvídate de coleccionar países, ya sabes que la avaricia rompe el saco… Céntrate en un destino y explóralo con tranquilidad. Si te empeñas en ver mucho en poco tiempo, cuando vuelvas a casa te darás cuenta de que no lo has disfrutado. Menos cantidad, y más calidad.
2. Viajar sin seguro
¿Alguien en la sala que haya cometido este error? ¡Yo! Y no lo volveré a hacer. Sobre la necesidad de contratar un seguro podemos argumentar el tema de los retrasos del vuelo, la posibilidad de que nos roben… pero la verdadera razón por la que viajar sin seguro es un ERROR de los gordos es nuestra salud. Ya hablábamos aquí que en el extranjero nos estamos jugando mucho. No dejes que un accidente tonto te chafe el viaje, no dejes que un problema de salud serio te haga pagar miles de euros/dólares en atención sanitaria. Viaja respaldado por un buen seguro.
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3. Cargarse de «por si acasos»
Una de las peores cosas que podemos hacer es cargar la mochila (o maleta) como si estuviéramos haciendo una mudanza. A veces lo hacemos sin querer. Empezamos con lo básico… «Voy a llevar poco» te dices… Pero luego comienzas a meter cosas, y cosas, y más cosas… «Esto también por si llueve mucho en el Sahara. Y estas botas también, que igual hago un trekking por Nueva York. Y el abrigo también, no vaya a ser que haya una ola de frío polar en Tailandia…»
Deja en casa los «por si acasos». Analiza las características de tu destino y el tipo de actividad que vas a realizar, y no lleves otra cosa que no concuerde con ello. Si necesitas otra cosa (que lo dudo) ya te la comprarás allí. Pero es importante para nuestra comodidad que llevemos el menor número de cosas.
4. Reservar el alojamiento a ciegas
A todos nos resulta más cómodo reservar un hostal desde casa, llegar al destino y tener una cama lista para nosotros. ¿Pero es siempre lo mejor? No, la verdad es que a veces puede resultar contraproducente. ¿Qué pasa si no nos gusta la zona? ¿Qué pasa si el hostal es, en realidad, una mierda? ¿Qué pasa si el staff es desagradable? Internet miente mucho. Eso es algo que no nos pasará si buscamos alojamiento in situ.
Ya, ya lo sé. Esto no es posible en un destino de vacaciones sumamente turístico durante temporada alta, ni en un hotel de categoría alta muy solicitado… Pero si viajas como mochiler@ y no tienes prisa lo mejor suele ser llegar al sitio y analizar las opciones con tus propios ojos. Será más incómodo, más cansado, pero quizás al lado de ese hotelucho que viste en Internet hay unas cabañitas en primera línea de playa por el mismo precio.
Y si sigues necesitando reservar el alojamiento antes de llegar (lo cual yo también hago) te recomiendo que lo hagas a través de sitios como Booking. Podrás ordenar la búsqueda por precios, ver numerosas fotos del alojamiento, la reserva será gratis, y lo más importante: podrás leer las opiniones de clientes previos. Fácil y fiable:
5. Querer tenerlo todo reservado antes de ir
En línea al anterior punto, tener todo el viaje planeado y cerrado antes de estar allí nos puede salir caro y perjudicar nuestra experiencia. Que conste, que estamos hablando de un viaje mochilero (flexible).
¿Qué pasa si llegas a un sitio y no es lo que te habían contado? ¿Qué pasa si te enamoras de ese lugar, pero solamente planificaste dos días allí? Lo bueno de improvisar es que puedes quedarte allí donde quieras e irte de donde no quieras estar. Si llegaste con todo reservado y cerrado, tendrás que comerte con patatas ese error y estar a disgusto hasta que acabe.¿Qué pasa si el retraso de este avión, y la pérdida de la conexión con el siguiente, hacen que pierdas el primer tren del viaje, y así sucesivamente…? Puede que pierdas mucho dinero.
Sí, programarlo todo es más cómodo y «seguro», pero también más arriesgado, y la experiencia de tu viaje puede verse comprometida. Yo te recomiendo un término medio, cerrar reservas importantes de grandes desplazamientos, y dejar flexible todo lo demás.
6. Saltarse la planificación previa
Una cosa es ser flexible durante nuestro viaje, y otra viajar a lo loco. Previamente al viaje existe una planificación importante que no debemos saltarnos, por muy mochileros que seamos. Hablamos del estado de nuestro pasaporte, los posibles visados para entrar al país, las vacunas, el clima… En definitiva, todo lo que tenga que ver con el tema legal y de seguridad.
7. Viajar en la época inadecuada
Como hemos dicho, averiguar el clima reinante en el destino será parte de esa planificación previa que deberíamos realizar. No solamente para no darnos de bruces con un huracán en el Caribe o encontrarnos inundaciones en Bangladesh (los cuales afectarían también a nuestra seguridad), sino para que nuestro viaje sea aquello que esperamos que sea.
Si quieres ir a disfrutar de las playas de Malasia deberías conocer en qué época pasa por allí el Monzón; si te interesa ver la Aurora Boreal en Islandia deberías saber en qué meses del año es más fácil verla, no vaya a ser que te presentes allí en verano para descubrir que no anochece. Son sólo ejemplos.
Y no sólo hablamos de la meteorología, también de festividades o fiestas señaladas que pueden colapsar un país entero. Dedica unas horas para investigar y averigua qué época es la que más te conviene.
8. Hacer excesivo caso a la guía o a Internet
Algunos dicen «¡Quema esa guía en el infierno!». Tampoco es eso… Tanto las guías como Internet pueden tener geniales consejos. Siempre está bien mirarlas y comprobar si hay algo que nos llame especialmente la atención. Eso sí: no las mitifiquemos. La experiencia más fiable es la de uno mismo. Debemos ser precavidos con todo lo que leemos por ahí y siempre priorizar nuestro propio instinto.
Y dirás «Si no conozco el lugar, de algo me tengo que fiar» Toda la razón. Yo te recomiendo hacer un mix de todo lo que leas y oigas (si es de gente con la que te cruzas allí, mejor), y saques las conclusiones que puedas. El error es considerar que todas las palabras de una guía van a misa. En la Lonely Planet nunca leerás «Este sitio es una mierda, no vengas», pero tal vez sí lo sea.
9. No vigilar el equipaje
A muchos se les ha estropeado el viaje por ser demasiado despreocupados con sus pertenencias. Yo suelo cometer este error cuando me siento muy cómodo y seguro. Al menos mi percepción no se equivoca, así que lo máximo que hago es perder las cosas. Pero si la situación no es «segura» lo que suele ocurrir es que somos víctimas de los ladrones.
En un ambiente nuevo, rodeado de personas, nunca deberías dejar tus cosas de valor fuera de tu vista, llévalas siempre contigo. A veces es imposible desligarse de la maleta/mochila, como en un viaje de autobús, pero asegúrate de que la documentación, el dinero, las cámaras, van contigo.
10. ¡Desactivad los datos del móvil, por dios!
Nada más que decir, ¿verdad?

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