Últimas experiencias en Koh Tao antes de volver a Bangkok
Buscando tiburones en la Shark Bay de Koh Tao
En busca de experiencias en Koh Tao para nuestro último día en la isla, decidimos ir a buscar tiburones de punta negra a la Shark Bay. El equipo de snorkel nos lo dejaron nuestros amigos de IHASIA. Recuerdo que aquel día hacía un calor insoportable y meterse en el agua, como para desprenderse del cargado aire, era un gustazo.
Así que recorrimos por cuestas y caminos un pequeño tramo de la isla para llegar a esta bahía, y después descendimos unas empinadas escaleras rodeadas de bungalows y pequeñas casitas de madera hasta llegar a nivel del mar. La zona era preciosa. Al fondo se veía la playa, pero nosotros habíamos aparecido en unas redondeadas y blancas rocas bañadas por unas aguas transparentes en cuyo fondo había una gran manta de corales y otros seres marinos.
Así que gafas, tubo… y a maravillarse con la belleza subacuática. No vi ningún tiburón, que habría sido un highlight de mis experiencias en Koh Tao, una pena, pero sí muchos peces de colores, corales y plantas extrañas… Intenté explorar zonas algo más profundas, justo al límite de la oscuridad del mar abierto que se abría a varios metros de mí, y seguí observando, siendo uno más de las criaturas que pululaban por allí. Si hubiera llevado la GoPro habría podido grabarlo todo y sacar fotos. ¡La próxima vez!
[Actualización] Encontré a los tiburones en mi segunda visita a Koh Tao.
Cuando las tripas comenzaron a gruñir era hora de buscar un lugar donde comer. Encontramos un restaurante con piscina en el que por consumir te dejaban utilizarla. Estaba justo al borde de la playa y nos daba la sensación de ser huéspedes de uno esos lujosos resorts.
Nuestro tiempo en Koh Tao se iba a acabar pronto, demasiado pronto. Esos pocos días habían pasado muy rápido. Así que, para despedirnos de la gran gente que conocimos allí, decidimos regalarles la bandera del Athletic que habíamos llevado a Tailandia en caso de que nuestro equipo ganara la final en Europa. Nos sacamos unas fotos con ellos y para cuando les estábamos dejando ya la habían colgado en la fachada. ¡Grandes!
Como curiosidad, una chica tumbada en la playa y que nos había visto desde allí nos dijo que también era de Bilbao. ¡Al fin una paisana!
Viaje en barco y tren de vuelta a Bangkok
El momento de dejar Koh Tao y comenzar el larguísimo viaje de vuelta a casa había llegado. Como en casi todos los lugares que habíamos conocido, me habría quedado allí semanas y semanas visitando calas, subiendo a viewpoints, explorando el fondo del mar, andando descalzo entre palmeras y arenas blancas… Pero me consuela pensar que el querer hacer todo esto me impulsará a volver allí algún día.
[Actualización] Efectivamente volví y viví todas esas experiencias en Koh Tao que no pude la primera vez. Puedes leer mi experiencia pinchando aquí.
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El primer paso era volver al continente. En el embarcadero de Koh Tao hicimos el pequeño trámite necesario para que nos dieran el pase del barco, y después de esperar un largo rato con el calor sofocante nos llamaron a subir a bordo. Este barco nos llevaría hasta Chumphon, el punto medio entre Bangkok y Surat Thani desde el cual se suele acceder también a las islas del Golfo.
El barco no era un catamarán super-rápido de Lomprayah, y el viaje sería algo más lento. Aun así, en el piso superior encontramos unos asientos muy cómodos que nos harían el trayecto más llevadero. Pero la mayoría no estaban vacíos sin razón, ya que aquel piso superior se trataba de la «primera clase» y había que pagar un pequeño precio adicional. El encargado nos vino pidiendo «el impuesto», apoquinamos los -si no recuerdo mal- 40 bahts extras (1€) y tan panchos.
Una vez en Chumphon un songtaew nos recogió a la mayoría de los viajeros y nos llevó hasta la estación de tren de dicha localidad. Aún tendríamos que esperar allí unas horas así que buscamos algo de comer, un bar donde pasar el rato… hasta que anocheció. En el andén tuvimos que esperar un rato más porque el tren se retrasó bastante (algo normal en el sur de Asia). Para cuando subimos ya eran las nueve, las camas estaban hechas y no nos quedó otra que irnos directamente a dormir.
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